Cuando llegan los meses finales del año, el mundo del cine se esfuerza por sacar producciones muy esperadas por el público, sin duda aprovechando ese interés y las fechas navideñas para llenar las salas de cine. ¿Y eso por qué? Pues porque en cuanto llega el nuevo año, y nos saltamos el primer mes que es algo así como un calzador para acostumbrarnos a la nueva fecha, empezamos a ver cómo se celebran festivales de cine, premiando a las mejores películas del año anterior. Así que es importante a nivel de notoriedad haber estrenado antes del 31 de diciembre; eso no te asegura el premio, pero al menos vas a la convocatoria, es decir, «vas a participar».
Esa es la mecánica, luego depende mucho del carácter de cada festival, de la mesa del jurado, y por supuesto de las películas que se presentan. Uno de los primeros premios que se otorgan tienen sabor español, son algo así como los Oscars patrios. Y es que ganar un Goya no es moco de pavo, es un galardón bien deseado por todos nuestros actores, tanto si trabajan aquí como si no. La ceremonia preparada por la Academia de Cine Español siempre trae controversias, polémicas y muchos mensajes subliminales, o no, sobre la realidad que vive no solo el cine español, sino también la sociedad. Este año, el bullying hizo su entrada en escena, galardonando una película cuya protagonista es una chica obesa, una llamada cerdita por todas las demás jóvenes de su edad, y que se encuentra en la tesitura de buscar venganza o comportarse de una manera en la que nadie se ha comportado con ella. Sin duda, un merecido premio que pone la lacra del acoso entre jóvenes sobre la mesa.
Desde luego, para una chica joven ser discriminada, insultada y vejada por sufrir de obesidad es una carga inmensa, de las que crean traumas de por vida. Y lo peor es que, en muchos casos, las causas de esa obesidad pueden ser genéticas, o por adquirir malos hábitos alimenticios difíciles de erradicar, con lo que al crecer se vuelven mujeres gordas que deben seguir soportando, si no acoso, sí que miradas y risitas a escondidas (o no tanto tan a escondidas, quién sabe). Así que esta chicas deben aprender ya de mayores a sortear toda clase de situaciones embarazosas a causa de sus kilos de más, teniendo muchas de ellas que recurrir a ayuda psicológica
Aunque algunas hay que, como el ave Fénix, aprenden a resurgir de sus cenizas. Conocemos a muchas actrices que han hecho una excelente carrera a pesar de no tener el mejor físico del mundo; modelos que se han especializado en tallas XXL, y que nada tienen que envidiar a sus compañeras esbeltas; o cantantes que han demostrado que su físico nada tiene que ver con su voz, y que se las debe envidiar por ello. Señalo mujeres famosas porque son las que nos resultan más familiares, ya que todos las conocemos; pero ¿y qué me dices de las actrices porno? ¿O acaso no te has dado cuenta de que las gordas porno están de modas? Vamos, si incluso hay webs para adultos especializadas en videos protagonizados por estas mujeres obesas; y te aseguro que no les faltan visitas, incluso auténticos fanáticos del tema.
Pero más allá de las pajas que uno pueda hacerse gracias a los michelines femeninos de estas profesionales, yo añadiría que aún hay que darle más mérito a las gordas amateur. Sí, todas esas chicas y mujeres rollizas (a las que llaman cerdas, fíjate qué casualidad) que parecen haber encontrado inspiración en las otras cuyos videos online no dejamos de consumir. Estas no lo hacen por dinero, o quizá sí, no lo tengo claro; pero creo que hay que darles méritos por olvidar sus imperfecciones incluso en un momento tan íntimo como es el de tener sexo.